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La Junta declara como Bien de Interés Cultural la pintura ‘Santa Catalina de Alejandría’ de Murillo

El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha acordado en su reunión de este martes, 21 de febrero, inscribir en el Catálogo General del Patrimonio como Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría Mueble, la obra ‘Santa Catalina de Alejandría’, de Bartolomé Esteban Murillo, ejecutada hacia 1652-1657 para la parroquia sevillana del mismo nombre, y adquirida por la Junta de Andalucía en junio de 2022 a la Fundación Focus Abengoa para su colección museográfica.

Según han puesto de relieve desde la Junta en la referencia del Consejo de Gobierno, ‘Santa Catalina de Alejandría’ constituye «una de las cimas artísticas de la producción del pintor sevillano», y es «una creación de valores culturales acreditados y relevantes, que permiten reconocerla como parte del patrimonio cultural andaluz».

Ejecutado para la parroquia sevillana del mismo nombre, y datado hacia 1652-1657, el cuadro permaneció en la ciudad hasta el año 1810, cuando fue expoliado durante la invasión napoleónica.

Desde el Gobierno andaluz defienden que la «importancia y singularidad» de esta pintura en el conjunto de la obra artística de Bartolomé Esteban Murillo, así como las «azarosas circunstancias históricas» vividas por la misma, confieren un «doble valor» al bien cultural.

Así, por una parte, es un «ejemplo iconográfico único» en la obra de Murillo, «poseedor de notable calidad estética, en el que se hallan presentes las características formales propias de un efímero estilo monumental, claramente diferenciado dentro de la producción ‘murillesca’, que se detecta en las obras creadas entre los años 1652 y 1657».

La pintura ‘Santa Catalina de Alejandría’, incorporada a la colección permanente del Museo de Bellas Artes de Sevilla, representa a la santa de medio cuerpo y en primer plano, ataviada con suntuosos ropajes y portando en sus manos los atributos que la caracterizan, como son la espada y la palma del martirio.

El pintor, empleando un recurso de «gran potencialidad», muestra a la figura que emerge iluminada sobre un fondo neutro y oscuro, dirigiendo su mirada fijamente al espectador.

Protegida con la máxima figura de protección, se trata de una pintura «llena de simbolismo e intencionalidad», directamente relacionada con el entorno del lugar para el que fue creada, la parroquia de Santa Catalina de Sevilla, según valoran desde la Junta.

De igual modo, desde el Gobierno andaluz destacan «los valores patrimoniales que concita la devolución de una obra maestra expoliada, recuperada y restituida a la ciudad donde tuvo una funcionalidad religiosa, social y cultural, valores considerados notables y suficientes para justificar su protección legal».

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